martes, 29 de julio de 2014

LA MITOLOGÍA (I)


“El tiempo saca a luz todo lo que está oculto y encubre y esconde lo que ahora brilla con el más grande esplendor”. Quinto Horacio Flaco.

Por "Filosofía Hermética" o "Hermetismo" también se entiende el conjunto de enseñanzas que reposan en los manuscritos que forman el cuerpo de sus profundas enseñanzas específicas.

No obstante, actualmente igual se atribuye éste nombre a ese conjunto de textos de otros filósofos alquimistas a los que supuestamente, se le atribuyen a la autoría de Hermes Trismegisto, ya que fueron trasmitidos desde un principio y de modo exclusivo por vía oral, por parte de aquellos pocos que exclusivamente tenían acceso a las enseñanzas, por su carácter de iniciados y cuyo hilo se pierde en el devenir del tiempo.

Por lo tanto, a él se le asigna la definición original de correspondencia cósmica que reza que todos los elementos del universo están relacionados entre sí, por vínculos reales o simbólicos, no evidentes.

El axioma hermético de la correspondencia dice: "Lo que está arriba, es como lo que está abajo; lo que está abajo es como lo que está arriba", evocando así la correspondencia universal. En otras palabras sostiene que el microcosmos, guarda una directa relación con el macrocosmos.

La naturaleza visible se relaciona con la invisible y ambas ocupan un lugar esencial y sagrado en el cosmos. Las dos viven en todas sus partes y en esta relación de vida, se funda la magia que otorga poder, pues lo invisible, es visible para el espíritu.

En este punto vale la pena revisar ciertos conceptos sobre los mitos, los ritos y las leyendas que aparecen en la mayoría de las tradiciones, manifestadas desde las civilizaciones más antiguas.

Tienen en común que en todas se trasmiten mensajes de sabiduría innata o en forma de epopeyas que ciertos pueblos antiguos expresaron a través de símbolos y narraciones, los cuales fueron asemejados a intuiciones del mundo.

Los primeros esbozos épicos fueron producto de sociedades preliterarias y tradiciones poéticas orales, aun cuando en el caso de la epopeya de Gilgamesh, primera epopeya escrita de la que se tenga registro, ya fue redactada en tablillas de arcilla por los sumerios hace más de 4.600 años.

Es notable que su contenido lleve implícita una enseñanza que muestra la importancia de la mitología en la vida diaria de las personas y de su efecto en la configuración de la sociedad misma.

En este caso, la figura del héroe representa el andar del rey un camino en el que a través de su recorrido, aprende que el verdadero sentido de la vida no es alcanzar la inmortalidad como era su pretensión, ya que se trata de un don exclusivo de los dioses, sino lograr entender que para efectos de medrar, crecer y superarse no se está solo en el mundo y que se debe caminar junto a otros, en quienes el observador, se puede ver complementado, reflejado y aún contrariado.

Para el lenguaje cotidiano, una epopeya es un hecho glorioso, así como épico, como resultado de ser aquello de complicada resolución.

Conviene interpretar con espíritu esotérico el simbolismo iconográfico que junto con los textos, aún aquellos de las antiguas civilizaciones, permiten acercarse para buscar entender el más profundo significado del mensaje implícito, sumergido y latente que en el legado que en ellas se transmite está presente.

Tanto el arte como las ciencias, han sido para sus autores las herramientas que marcan los símbolos apropiados a ser utilizados para conseguir la divulgación del mensaje y en muchos casos, inclusive obtener el ulterior sometimiento a determinado al culto o creencia.

Empero, el símbolo como tal, sólo puede ser motivo de interpretación individual, pues su comprensión total, se oculta detrás de lo invisible, limitando el alcance del significado asumido por cada uno, en la medida de la debida capacidad, conocimiento y experiencia de la mente que lo debela.

Con el uso de símbolos, desde siempre se ha intentado comunicar ciertas ideas que trascienden los límites del lenguaje. Así que interpretar un símbolo, es intentar descubrir el formato de contenido que ha sido mostrado en su misma representación primigea.

La ciencia de los símbolos basada en la ‘Hermenéutica’, examina tanto la estructura externa, como la interna del símbolo manifiesto.

El símbolo actúa como intermediario entre dos realidades, una conocida y otra desconocida, y muestra de una forma aparente, según sea el camino usado por el entendimiento, lo que cada persona pueda identificar fácilmente en su corta realidad, aun cuando el verdadero significado, pueda ser diferente de aquel que se muestra como evidente, ya que teóricamente, los símbolos de todas las culturas, ocultan una realidad última ‘incomprensible’, para aquellos no iniciados o desconocedores de una interpretación trascendente.

La semiología explica este tema con mucha claridad.

Etimológicamente "Iniciado" proviene del latín "initium" que significa "iniciar-empezar", de ella derivan otros dos términos "in-ire", esto es, ir dentro o ingresar, obteniendo de esta manera el doble sentido de "entrar y empezar".

De este modo, se entiende más como un "re-inicio" o un cambio de algo que ya está empezado, o un ingreso a algo nuevo, o la "entrada" a un difícil camino, siendo el principio de una expansión de la consciencia en todos los sentidos, en búsqueda de la Sabiduría.

Los símbolos más comunes que se muestran en los ritos que acompañan los mitos y las leyendas, son de tipo auditivo y/o visual, donde se funden en diferentes tipos de expresión.

El símbolo representa la fuerza de una energía invisible, presente en una idea. El conocimiento y las lecciones que ofrece, son atemporales, ya que la esencia de su enseñanza resulta válida siempre, tanto hoy, como en el momento en que se engendró.

Sin embargo, existe una diferencia entre la naturaleza de los símbolos diseñados para el conocimiento de una realidad atemporal, y los símbolos espontáneos o alegóricos comunes, los cuales, no tienen la misma capacidad de transmitir el nivel de conciencia respectivo.

Los primeros, son considerados supra-humanos y contienen la expresión de una realidad trascendente, los otros, sólo logran manifestar el poder de lo inmanente y transitorio.

Los símbolos son considerados asimismo, el lenguaje de la naturaleza, pues contienen cualidades multidimensionales y transmiten un conocimiento oculto, sólo visible por aquellos capaces de comprender.

"Sólo cuando los oídos sean capaces de comprender, llegarán los labios que han de llenarlos de Sabiduría" Hermes Trismegisto.

Los sabios de antiguas culturas promovían el conocimiento de las realidades, por medio del mensaje que sólo el respectivo ícono en sí mismo, trasmite y logra afirmar a través de los sentidos, ya que permite al hombre, entrar en contacto con otras realidades sobre la base que sostiene que los sentidos se elevan, hasta la parte más íntima del verdadero Ser, el mismo que sirve como mediador entre el mundo visible y el invisible, acercándose entonces a la consciencia Superior.

Las leyendas y los mitos, son antiguas narraciones habitualmente atemporales y simbólicas que esconden detrás de sus dioses, de sus héroes y villanos, de sus magos, caballeros, reinas y castillos… alguna profunda enseñanza oculta.

Los mitos y las leyendas de los pueblos y civilizaciones, así como un sinnúmero de manifestaciones de la poesía y el teatro, tienen un origen común que en general parte de las religiones o de las creencias.

La "mitología" disciplina responsable de la exploración y estudio de los mitos y leyendas, no es rigurosamente una realidad histórica, ya que su exposición, contiene nuevas o exageradas versiones que les dan aspecto de extraordinarias, hermosas, poéticas, aun cuando sólo son simbólicas.

Su contenido se convierte en la sustancia más importante que nutre las culturas y tradiciones, ya que su mensaje perdura en la memoria colectiva, esbozando y definiendo la personalidad de los pueblos.

Hay ejemplos de versiones específicas del uso en esencia de idénticos símbolos y mitos sobre narraciones divulgadas por diferentes civilizaciones. Una de las más coincidentes, corresponde al diluvio universal, propagada por judíos y cristianos que habla del "El arca de Noé, llenada con una pareja de cada especie, incluida la familia de Noé ", a quien en la India se conoce como "Vaisvaswata "o" Satyavrata, mientras los griegos hablan de "Ogiges" y de "Deucalion"; a su vez, la civilización persa, habla de "Xixustros", y en china se encuentra a "Foki"; en las civilizaciones mexicanas y aztecas, el patriarca es conocido como "Coxcox o Tezpi", y para los peruanos en su área de influencia es "Bochica", lo que para los asirio-caldeos fue "Utmapishtim"...

Todos ellos, construyeron un arca para escapar del gran diluvio, gracias a la inspiración previa, brindada por la revelación divina.

En los mitos y leyendas, se encuentra una raíz conectada en forma simultánea al hombre y a la tierra, y aun cuando acontece que con el paso del tiempo muchas gentes, pueblos y culturas entran en contacto, e intercambian sus riquezas, patrimonio, sus creencias, sus ideas, y por supuesto sus mitos y símbolos; lo único innegable, es que existe una profunda conexión innata del hombre con la interpretación del símbolo.

Temas, versiones, protagonistas y ambientes se entrecruzan y combinan, haciendo que los símbolos, mitos y leyendas, sean: Patrimonio de toda la humanidad". Dennis Hebron.



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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

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martes, 22 de julio de 2014

LA ESPACIALIDAD

“Lo que le da su valor a una taza de barro, es el espacio vacío que hay entre sus paredes”. Lao-tsé.

En primer lugar, la simple percepción del espacio resulta engañosa, dado que en general la conciencia está limitada por la experiencia, debido a que ella, está directamente influenciada por los eventos resultantes de aquello que le resulta evidente o simplemente, opera en función de lo que se le ha permitido conocer a la mente con anterioridad, por lo tanto, su verdadero alcance queda restringido, al nivel individual propio del conocimiento real.

Sobre éste particular, se debe recordar que cada uno tiene su propia y única interpretación de la realidad. La lógica individual, muestra a cada quien una visión restringida del todo, ya que en general, la apreciación automática, no va más allá de las tres dimensiones tangiblemente percibidas por cualquier observador.

Esto es explicable, puesto que ella utiliza solamente un punto de vista limitado y bastante miope que sólo facilita el uso de la conciencia mental inmediata, la cual, sirve para ver el entorno próximo, simplemente pasando por alto o haciendo caso omiso, del amplio complemento etéreo universal existente.

A manera de ejemplo, sucede que al mirar una línea desde cierto ángulo, conscientemente la persona sólo percibe un punto y de esa forma lo define.

Una estrella de millones de kilómetros de volumen y tamaño, se percibe como un pequeño punto en el espacio. Igual, en muchos casos al mirar dos dimensiones, según sea la perspectiva, sólo se percibe una línea; esto, a pesar que se utilicen tres niveles espaciales de atención.

Sucede que la conciencia próxima, sólo reconoce el área de un cuadrado o al considerar cuatro dimensiones, la conciencia sólo contempla como máximo un volumen, asociado al final, con una especie de cubo simple.

Por lo tanto, se infiere que a partir del uso de cuatro dimensiones de la conciencia, ella se circunscribe a que sólo se perciban tres dimensiones del espacio, pues en general, ella tiende a confundirse y a distorsionar la realidad, algo así como llegar a considerar que el Sol se puede tapar con un dedo, o que un punto, es una dimensión espacial.

Realmente para la apreciación del espacio tridimensional, el hombre utiliza durante todo el tiempo, cuatro dimensiones de consciencia que le permiten percibir en la mayoría de los casos, sólo tres dimensiones de los objetos.

Continuando con la misma idea, puede decirse que para lograr percibir un objeto de cuatro dimensiones, como se propone en este caso, sería conscientemente necesario, contemplar un hipercubo; para hacerlo, resulta necesario utilizar cinco niveles de consciencia dimensional, lo cual, ya requiere de la aplicación de un empuje consciente y del uso de una atención total, profunda y concentrada, por parte del individuo.

Ya en el siglo XII Bernard de Chairvaux decía: “Qué es Dios?” – y agregaba refiriéndose a todo y a cualquier cosa:

“Él, es largo, ancho, alto y profundo”.


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martes, 15 de julio de 2014

SIMBOLISMO ESPACIAL (III)

“El ignorante critica porque cree saberlo todo, en tanto que el sabio respeta porque reconoce que puede aprender algo nuevo” Anónimo.

Para la filosofía oriental, el simbolismo es: “El arte de pensar en imágenes”. Este ejercicio, es asignado por los entendidos en neurología y en comportamientos, como una función adelantada con preferencia por el hemisferio derecho del cerebro.

El simbolismo del espacio y de las formas que lo acompañan, se basa en las relaciones universales establecidas por medio de signos. De hecho, estos tienen una relación intrínseca con la idea que se busca representar.

En la cultura oriental, cuando lo observado sirve como referente, su significado se asimila con los símbolos naturales de C.G. Jung, puesto que responde a imágenes arquetípicas esenciales, ordenadas bajo un sistema que por esencia, atiende la visión primaria del mundo.

Para acercarse un poco al concepto, el maestro Lao Tsé sostiene que en la profunda base del pensamiento cosmológico y filosófico, el Tao es un concepto abstracto que en general resulta mal entendido y mal interpretado por los occidentales, e incluso por orientales desconocedores de los conceptos primordiales del pensamiento taoísta. Se define así el Tao como un concepto súper-profundo de unidad esencial que escapa de la idea fija y mítica de Dios, para ser algo abstracto, amorfo, intangible, inaudible y distante.

Aparece como ‘El Principio Supremo de toda realidad’, por ello da nombre al movimiento. Sin embargo, el principio en sí no puede ser expresado pues carece de nombre. Además, es invisible, inaudible, intangible, inmutable y se considera el origen de toda multiplicidad. Precede a Cielo y Tierra, es silencioso, ilimitado, y dotado de un movimiento cíclico primigenio perpetuo, siendo el ancestro de todos los Seres.

Asegura que si bien todas las formas de la naturaleza surgen del Tao, así mismo indica que de él emana lo que no tiene forma. En consecuencia, el Tao es descrito como una de las dos cosas, e incluso como el neutro primario del que surge todo lo demás, dando el origen cosmológico y la esencia de toda la existencia. Por lo tanto, el concepto básico de la filosofía taoísta, sostiene que bajo ningún aspecto el Tao corresponde a una sustancia vaporosa o un ser sobrenatural.

Acerca del origen del Tao, Lao Tsé dice que él, es la esencia fundamental de todas las cosas por ser el origen de las mismas y el no-Tao es la creación de algo o alguien más, porque hay cosas en el universo que se derivaban de las mutaciones constantes del Tao, así que allí están consignadas las cosas que la gente no logra catalogar bajo nomenclaturas previsibles, pues el Tao mismo no es algo, sino que es la cosa en sí misma, sin detentar ninguna forma absolutista, ni imperatividad jerárquica, puesto que es el generador de la esencia infinita y de los cambios posteriores que tomaron cuerpo en diferentes manifestaciones. De modo que tanto los seres animados, como los objetos inanimados en la Tierra y el cielo, son formas que surgen de cambios derivados de la propia naturaleza anterior, lo que es en el fondo, la naturaleza madre de todas las cosas.

En su ancestralmente neutral forma, la naturaleza existía por sí misma y por sí misma, fluyó y adoptó todas formas que se manifiestan espacial y temporalmente; es a esto, lo que Lao Tsé denomina el Tao, explicando que Tao, es sólo uno de los tantos posibles nombres asumidos para él, aclarando que éste nunca será el nombre original, ya que son los hombres los que requieren del ejercicio de nominar para llegar a admitir, no obstante indica que la naturaleza misma, no tiene nombres, ni los usa, ya que de por sí, no los necesita.

“El nombre que puede ser nombrado, no es el nombre inmutable”.

Según “El Libro de los Cambios”, de origen chino, todos los fenómenos naturales son duales, de manera que conforman la oposición fundamental entre el Yang y el Yin. Lao Tsé sostiene la relatividad de esta dualidad y por lo tanto, su existencia natural. Los dos aspectos ontológicos del Tao permiten categorizar lo más claro y perceptible del universo que abarcan los aspectos y creaciones del Ser y del no-Ser, cualquiera que sea el ocultismo y la metafísica subyacente en el aspecto de su existencia. Sin embargo, esta manifiesta etereidad ontológica, no es la ‘antítesis’ del Ser, pues la metafísica taoísta no es antagónica, del modo como se estima en occidente, pues para Lao Tsé, la naturaleza es relativa y por lo tanto en el Ser y en el no-Ser, hay dos aspectos diferentes pero complementarios.

El Tao en su filosofía básica, no considera dos posiciones diferentes, ni entra a enfrentar una con otra, pues considera que la totalidad, forma parte de la evolución cósmica, aun cuando paradójicamente igual reconoce la dualidad de las manifestaciones físicas, como un factor indispensable del proceso de cambio.

El Yin-Yang procedente de la filosofía y de las ciencias antiguas, constituye un pilar fundamental de cualquier disciplina, arte o ciencia, en particular en la China. Marca la aparición de la noción de dualidad que sale del carácter único de la Energía; es el sentido de la expresión del Nei Jing: "Yin/Yang es la unidad que engendra la dualidad”.

Esta noción de dualidad, es universal en el mundo manifestado. La impermanencia de los fenómenos y su transformación se derivan en cambios perpetuos o en correspondencias. Todas las cosas y todos los fenómenos tienen dos aspectos: un aspecto Yin y un aspecto Yang. Resulta imposible proponer una lista exhaustiva de los objetos de aplicación de la teoría del Yin/Yang, puesto que esta dialéctica, es de carácter universal. Se halla directamente unido a la impermanencia del mundo manifiesto, a la alternancia de los contrarios, y es en el fondo, el fundamento mismo del movimiento perpetuo del universo.

Ningún fenómeno persiste eternamente en su naturaleza particular, ya que los criterios de la vida, se definen en relación con la muerte. Igual, el alivio, sólo se percibe en función del dolor, la felicidad en relación con la infelicidad, el día, con la noche, el movimiento, con la inmovilidad y así sucesivamente. Tal es el caso del espacio, el tiempo, la naturaleza, la condición humana y todos los fenómenos perceptibles que puedan ser abordados por la ciencia, la filosofía, el arte o cualquier mecanismo dialéctico fundado en la dualidad y que puedan ser expresados en términos de Yin/Yang.

Esto explica el porqué de la teoría del Yin/Yang, sea considerada omnipresente en la cultura tradicional china, involucrada en medicina, astronomía, agricultura, política, caligrafía, pintura, música, arquitectura, cocina, artes marciales, ajedrez.. Sin embargo, resulta notable que la divisibilidad del Yin/Yang es infinita, pues dentro de cada categoría individual, puede llegar a observarse una nueva división sucesiva hasta el infinito.

A título de ejemplo, el invierno es Yin y el verano es Yang. Entonces un día en invierno, es: Yang en el Yin; la noche en invierno, es Yin en el Yin. El día en verano, es Yang en el Yang. La noche en verano, es Yin en el Yang.  El crepúsculo de un día de invierno, es Yin de Yang de Yin, etc. Incluso dentro del día (Yang), la mañana es Yang y la tarde es Yin.

Se considera que son cuatro los modos de relación del Yin/Yang:
ü  La Oposición (Yin Yang Dui Li) representa dos aspectos totalmente complementarios de las cosas y de los fenómenos que se oponen. Sin embargo, por el hecho de su antagonismo, el Yin y el Yang se complementan mutuamente. Si bien su enfrentamiento produce un fenómeno de limitación mutua, la presencia del Yin, se opone al desarrollo excesivo del Yang y viceversa, así que su unidad, se expresa un estado de equilibrio, donde cada aspecto crece en detrimento del otro o a la inversa, el declive de uno, favorece la ascensión del otro.

ü  La Interdependencia (Yin Yang Hu Gen) justifica que la existencia del uno, conlleva la existencia del otro y por lo tanto, son recíprocamente útiles. La disociación completa del Yin y del Yang, marca el agotamiento, el fin, el término de la vida.

ü  La Reducción y crecimiento (Yin Yang Xiao Zhang) cuyo equilibrio dinámico deriva de la alternancia de fases de crecimiento y de disminución de cada uno de los dos aspectos, sabiendo que el aumento del uno hace simultánea e inversamente proporcional, disminuir al otro. Este mecanismo, se observa claramente en la sucesión de las estaciones.

ü  La Transformación (Yin Yang Zhuan Hua) sucede cuando en ciertas condiciones extremas, el Yin y el Yang no se conforman con oponerse y compensarse, puede llegar a producirse hasta una transformación total de uno, en su aspecto en su contrario. Entonces se dice: ´El Yin excesivo, se transforma en Yang y el Yang excesivo, se transforma en Yin; de donde se colige que:
El Frío en su extremo produce Calor, el Calor en su extremo produce el Frío. Reducción y crecimiento tienen que ver con el aspecto cuantitativo de cada aspecto”.

El Yang se manifiesta, avanza. Es la luz, el día, todo lo que se eleva y acompaña todos los signos, símbolos y conceptos, asociados a esta idea. El Yin se disuelve, retrocede. Es la oscuridad, la noche, lo que desciende y conduce a todos los signos, símbolos y conceptos, asociados a esta idea.

Con relación a la representación de las direcciones relacionadas con el plano espacial, ha sido el uso de la tradicional simbología básica, lo que ha dado lugar a la visualización imaginaria de las formas fundamentales, destacando la representación de los sectores reconocibles del paisaje tridimensional y de la perspectiva. En el campo metafísico el fenómeno de la percepción de las dimensiones espaciales va más allá de lo aparentemente obvio y se interna en el campo de la más profunda interpretación subjetiva.

Todos nosotros emitimos una aureola, aura o halo, impregnado con la verdadera esencia del alma”. Anónimo.
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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

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martes, 8 de julio de 2014

SIMBOLISMO ESPACIAL (II)

“No hay hombre más sabio que aquel que pone en práctica las enseñanzas de sus errores”. Anónimo.

La filosofía Platónica considera que las formas sustanciales ejemplares y perfectas de las cosas, existen eternamente en el pensamiento divino.

El observador, tiene que acudir a su capacidad de abstracción, para extraer la esencia de cada rasgo estereotípico claramente definido, si quiere certeramente clasificar los caracteres del entorno, sin perderse entre las infinitas variaciones concretas individuales de los mismos temas esenciales tipológicos, dentro de una constelación determinada de arquetipos espaciales. Igualmente, cuando el símbolo se remite a arquetipos o significados puros, también hacen referencia, a los elementos significantes primordiales’ que los componen.

Regresando al tema, un arquetipo, del griego αρχη, arjé, ‘fuente’, ‘principio’ u ‘origen’, y τυπος, typos, ‘impresión’ o ‘modelo’, es el patrón ejemplar, del cual derivan otros objetos, ideas o conceptos. Otros pensadores, consideran los arquetipos, no como materia o sustancia, sino como ciertas formas de la energía. O visto desde otro ángulo, energía que se transforma en formas. Ellos son puntos de encuentro o nódulos dentro de la red de la energía cósmica, en los que se manifiesta una determinada forma según sea su cualidad, posición en la estructura y momento, como parte del proceso de evolución global, según sea su posición con relación al todo y dependiendo de su relación particular con los demás arquetipos.

Entonces, el arquetipo, por asociación se remite al concepto de símbolo, en lo que se denomina ‘el pensamiento simbólico’, el cual, da la posibilidad de tener una libre circulación a través de todos los niveles de lo real. El ámbito de ‘libre circulación’, por demás, es demasiado poca en su cobertura, ya que el símbolo, identifica, asimila, unifica planos, crea planos heterogéneos y marca realidades aparentemente irreductibles.

En general se llama símbolo, tanto a la representación, como a lo representado, es decir, al signo que representa ambos; lo anterior conlleva que utilizando la misma forma compleja de expresión, se designa tanto al ‘significante’, como al ‘significado’.

El símbolo como representación del significante, es visual, auditivo o kinestésico. El símbolo como significado, se remite a lo que representa, no solamente con relación a objetos, seres o eventos, sino a cualquier otra interpretación que pueda ser traducida en ideas, bajo cualquier versión metafísica.

Cómo se indicó, a simple vista cualquier persona observa que hay seis posiciones de dirección básicas resumidas así: adelante-atrás, izquierda-derecha y arriba-abajo y además, se distinguen dos posiciones adicionales que indican la relación de inclusión del objeto, con relación al espacio determinado por su posición: dentro-fuera. Estos principios de orientación, permiten al observador disponer de una clara descripción de la ubicación de los objetos, con relación al espacio.

Igual, ellos están relacionados con ciertos perfiles del paisaje, con lugares del espacio y aún con momentos del proceso energético. Ahora bien, en general todo lo que asciende puede considerarse que está delante y fuera de quien observa y todo lo que desciende que está detrás y dentro.

Así, a partir de las posiciones quedan definidas cuatro de las seis direcciones del espacio ya consideradas, más las de ubicación ya identificadas (dentro-fuera). Por su parte, las dos direcciones que indican la lateralidad, izquierda y derecha, son intercambiables, cuando son asimiladas con la visión reflejada ante un espejo, donde la derecha del objeto, es la izquierda del reflejo y viceversa.

Este principio de inversión dual del espacio conlleva un amplio simbolismo, el cual, es utilizado en ciertas ciencias y artes antiguas, así como también en las indígenas y tradicionales. El principio de inversión, es por ejemplo corroborado en el proceso de asignación de funciones de los dos hemisferios cerebrales, cuyo tema se desarrollará en detalle, más adelante.
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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

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martes, 1 de julio de 2014

SIMBOLISMO ESPACIAL (I)

“La mayor sabiduría que existe es conocerse a sí mismo”. Anónimo.

Desde el inicio de la humanidad, el significado de la semiología se identificó como el tratado de los síntomas en medicina, con el correr de los tiempos, ha sido convertida en la denominada ‘Ciencia de convergencia de los signos’ de modo que la simbología sirve a la naturaleza y a la vida social, no sólo para los fines propios de la comunicación, sino para efectos de acercarse a la reflexión ética que se encuentra abrazada y subyacente bajo el lenguaje común, eso sí, trascendiendo los idiomas, lo que la convierte en un valioso instrumento de explicación, comunicación y de acción extrema del saber, sobre el mundo y la sociedad.

Si bien es claro que toda ciencia debe construir y constituir su objeto y por tanto dictar su propia metodología, en este caso se trata de determinar qué son y para qué sirven los signos, además cuáles son sus funciones como sistemas de entendimiento, convergencia y raciocinio, así la Semiótica se convierte en un lugar teórico, donde confluyen a dialogar varias ciencias o disciplinas todas en busca de lograr una significación, a partir de una síntesis coherente y de reconocer las formas de funcionamiento inherentes a ellas mismas, en relación con todas o cualquiera de las demás con las que se relacionan.

El proceso de convergencia se confunde, sea por causa de la especulación azarosa, o de la pretensión cientificista, o de las trampas de la controversia teórica del significado o en la simple interpretación de la función de los símbolos. Por ello, los expertos recomiendan tener un distanciamiento del signo, para obtener una mejor óptica del objeto, de su imagen y hasta de la presencia del mismo observador.

La semiología, es el signo y constituye su representación, manifestación o acercamiento a un elemento, sin que medie la necesidad de una experiencia o un contacto directo que se produzca en circunstancias particulares. También es la remisión de una cosa presente, a otra ausente por medio de códigos de interpretación

Por su parte, ‘Código de Interpretación’, es un conjunto de signos o de convenciones que permite llegar a un grado de comprensión o de realidad, sea ésta relativa o absoluta, de acuerdo con la información disponible o en función del grado de comprensión individual o colectiva.

El lenguaje para la comunicación puede ser por ejemplo de tipo: oral, verbal, sónico, escrito, visual, gesticular, gráfico, pictográfico, de señales visuales, simbólico, olfativo, de movimiento o derivado de cualquier otra manifestación humana o de la naturaleza que enriquezca el proceso de trasmisión de las ideas.

Existen pues relaciones de simbolismo del espacio coincidentes entre lenguajes los cuales constituyen y destacan las medidas universales:

Ø  Universo material = Unidades significantes
Ø  Universo conceptual = Unidades de significado.
Cuyo conjunto lleva a reconocer los componentes básicos del mensaje a saber:
ü  Emisor = origen.
ü  Referente = elemento, contexto, esencia, objeto, tema, característica.
ü  Canal = vía, medio físico o instrumento de comunicación.
ü  Código = convención de interpretación común entre emisor y receptor.
ü  Receptor = destino
El simbolismo del espacio ha sido motivo de una constante comunicación imperceptible desde el inicio de la humanidad, pues el hombre en su esfuerzo por comunicarse, ha acudido a diferentes métodos de representación de la realidad, utilizando sistemas auditivos, visuales o mímicos, en especial, para impresionar con mayor énfasis algún órgano o sentido del receptor objetivo seleccionado y así efectuar el intercambio de experiencias, haciendo especial hincapié en su significancia.

Desde entonces, la representación auditiva ha estado estrechamente relacionada con el sonido y ésta herramienta se requiere como medio de comunicación, cuando menos durante la presencia del mensaje establecido entre un emisor y un receptor.

La manifestación de relación humana, se inició con sonidos hasta convertirse en lo que hoy está representado en la estructura de la actual fonética y demás sistemas de apoyo sonoro, corrientemente utilizados.

La comunicación sonora, es secuencial, ordenada y enfática; gracias a ella, se toma consciencia del compás, el ritmo, los tiempos, el acento, la cadencia, los sonidos y la música.

La representación visual, responde a la abstracción gráfica de los fenómenos físicos relacionados con la representación de la realidad y requiere cierta capacidad avanzada de simbolización e interpretación por parte de sus ejecutantes.

Se expresa por símbolos que van desde figuras antropomorfas, hasta registrar las imágenes de los sonidos, hoy convertidos en diferentes tipos de escritura, gracias a las cuales el hombre se ha permitido, dejar constancia de la experiencia fonética-auditiva, o alternativamente, continuar expresándose por medio de una amplia simbología.

Por su parte, la representación kinestésica o mímica, resulta cuando de forma activa, se comunica o procesa la información intercambiada y ella, está directamente asociada con la manifestación de sensaciones provenientes de la mente y manifestadas mediante el uso de los movimientos del cuerpo en forma concomitante.

De las tres, la representación visual fue la única que desde un principio y a través del tiempo, permitió e hizo posible, conservar los registros de la tradición histórica de los sucesos, registrados de forma más fidedigna.

En tiempos recientes, gracias a la tecnología, se pueden efectuar registros de las representaciones auditivas y la kinestésicas avanzadas, ya que ahora son realizadas por métodos modernos simultáneos de grabación del sonido y de registro de imágenes, aun en movimiento.

El contenido de las representaciones, pasa desde la manifestación de los elementos significantes que tienen que ver con los conceptos expresados oral o textualmente, sea sobre los objetos, seres o sucesos, o bien pueden ser representados por signos grafos (letras) o símbolos gráficos (imágenes) generalmente catalogados por ‘tipos’.

Tipo, es un modelo representativo de un género o clase, referido a una forma, a un comportamiento y a sus diversas motivaciones.

Para ciertos casos, el vocablo ‘tipo’, se entiende una constitución de atributos, rasgos y condicionantes, lo suficientemente tangibles a la observación que los hace claramente definibles o diferenciables, y además, susceptibles de explicar comportamientos similares dentro de un conjunto humano.

Al respecto C.G. Jung apunta: “Un tipo, es un ejemplo o modelo que reproduce de manera característica, el carácter de un género o generalidad (...) Tipo es un modelo característico de una actitud general que se haya presente en muchas formas individuales”.

El tipo, cuenta con una esencialidad particular que lo hace distinguible de otras y cuyo conjunto forma, una tipología completa.

Las tipologías existen, pues desde hace ya mucho tiempo, hay una cierta predisposición en el observador por entender una serie de estilos distribuidos por clases y por grupos, en lugar de entrar a intentar definir sus infinitas variantes individuales. En efecto, la fenomenología, permite y exige establecer clases, parcelas y tipos que se ordenan en conjuntos, evitando sus inmensas variaciones particulares.

Ese conocimiento instintivo, se usa para clasificar intuitivamente los grupos, valorando cada uno en rangos parecidos o especiales, como una manifestación insistente para el esclarecimiento de un concepto, idea o pensamiento.

Aun cuando muchas clasificaciones suelen carecer de un fundamento profundo, pues suelen ser tópicos frívolos que desconocen los rasgos esenciales de las características primarias y los matices que conforman lo secundario, lo contingente o lo derivado, sin embargo y aun así se dan.

El tópico, por ejemplo asevera formas generales del tipo: “Todos los hombres son iguales” bajo una simpleza tal que aunque es válida, resulta aparentemente injustificable.

Los nodos motivacionales, son llamados en psicología los arquetipos del inconsciente colectivo. La diferencia que hay entre tipo y Arquetipo, radica en que el primero es individual y el segundo es colectivo, mecanismo que se aplica asimismo en el desarrollo de la simbología.

Se trata de patrones innatos de comportamiento común que se manifiestan como representaciones que cumplen con atraer, convencer, fascinar y dominar, y que además son individuales, pues se desarrollan a partir de las circunstancias vitales, cada una manifestada en mayor o menor medida por parte del observador.

Nacen de variadas disciplinas como la literatura, el arte, la historia, la semiótica y la mitología, mientras permanecen a través del tiempo, sea contenidos en leyendas, cuentos, relatos, cultos y mitos que están presentes en todas las culturas. Se trata de características familiares universales que trascienden aspectos de tiempo, lugar, cultura, género y edad, aspectos que hacen que se conviertan en poderosos motivadores sociales.

Los arquetipos revelan la realización de ciertas motivaciones y deseos humanos básicos, liberando emociones y anhelos profundos, creando fuertes vínculos de identificación, pues son relacionados, de manera inconsciente, con determinados símbolos e historias que producen fascinación, cuyo poder reside en que son atemporales, transculturales y flexibles.
Por lo contrario, los estereotipos representan y funcionan como principios organizadores, proporcionando inspiración, estructura y coherencia a la relación relato-imaginaria vinculada con la realidad.

Así pues un estereotipo, es un modelo tópico de un solo tipo. Se constituye en una generalización, y como tal, sirve para mostrar llamativamente ciertas esencias propias de una determinada tipología, aun cuando a menudo no cumplen su función, en especial cuando se pretende reducir todas las esencias o variantes de un conjunto, resumiéndolas bajo las características propias de un mismo tipo.

Tal es el caso de proyección de la imagen de Albert Einstein, quien se ha convertido en el estereotipo del pensador, cuando en el fondo, él sólo representa el tipo de pensamiento introvertido, el cual a su vez, se ha convertido en una esencia común asociada a los muchos científicos teóricos, teólogos o filósofos metafísicos. Su caricaturización iconográfica, lo hace corresponder a un estereotipo de: ‘profesor chiflado’.

“La mente es como un paracaídas, sólo funciona si se abre”. Albert Einstein.

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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242

Autor: Daniel García Vanegas.

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