NÚMERO PERSONAL
“Pocos mortales se atreven jamás a sumar
los créditos de la personalidad establecidos por el ministerio combinado de la
naturaleza y de la gracia. La mayoría de las almas empobrecidas son en verdad
ricas, aunque se niegan a creerlo”. Urantia.
Según el DRAE[1], la
numerología consiste en una práctica adivinatoria que utiliza los números que
interpretan un conjunto de creencias o tradiciones, de manera que establecen
una relación mística entre los números, los seres vivos, la naturaleza y una
serie de fuerzas físicas o mentales.
Aun cuando su estudio fue popular entre los
primeros matemáticos, a la larga no se le considera más una disciplina
matemática, pues los científicos sostienen que la numerología es una simple
pseudo-ciencia o superstición, tal como sucede con la astrología en términos de
su comparación con la astronomía o de la alquimia, aunque esta última
disciplina se ha considerado más como una proto-ciencia con respecto a su
influencia ante la química.
En términos de los estudiosos de la
numerología, se dice que el análisis de los números es considerado como uno de
los conceptos humanos más perfectos y elevados con respecto al comportamiento
humano.
Después de esta aseveración, la ‘numerología
práctica’ consiste en la disciplina que sirve para examinar la ‘vibración
secreta’ de los códigos que estudian y enseñan a utilizar los números a favor
del observador, mediante el examen de su impacto sobre las personas, seres
vivos, cosas y eventos, concepto alejado de lo que la ciencia dice al respecto.
En la disciplina de la adivinación numérica se
parte de la suposición que datos tales como fecha de nacimiento o la relación que
proviene del nombre personal con los números resultantes de la interacción de
los valores asignados a las letras del abecedario, están en capacidad de otorgar
una serie de significados numerológicos que permiten al observador determinar ciertos
aspectos del carácter personal que le son propios.
Algunos especialistas consideran la
numerología como algo evidente, mientras otros no afectos a éste tipo de
interpretación, la ven como un simple juego de coincidencias.
Pues bien, los entendidos
destacan algunas ventajas que se pueden obtener del conocimiento y análisis de
los números personales, estas son algunas de ellas:
·
Comprender
que el vehículo personal no posee defectos, sino que es un producto diseñado
exactamente para lograr un grado de específica trascendencia.
·
Alcanzar
un nuevo sentimiento de autoestima, al descubrir y entender cómo opera la
verdadera esencia y por consiguiente, aceptarla para luego transformar los aspectos
que sean necesarios para hacerlo.
·
Entender
qué rasgos de la personalidad al parecer están opuestos a los deseos personales
y por ende, aprender a manejarlos.
·
Aceptar
en verdad los más íntimos deseos de afirmación personal, poniendo en práctica aquello
que se desea hacer y descartar aquello que no es satisfactorio.
·
Aprovechar
y reforzar los propios talentos y habilidades, pues estos definen el campo de acción
de la verdadera vocación profesional. Así mismo, encarar, practicar, mejorar y
transformar las áreas débiles que afectan el comportamiento o la personalidad.
·
Visualizar
la manera en que el comportamiento personal influye sobre los demás, al atraer
personas y sucesos relacionados con dicho comportamiento, ello con el fin que
el entendimiento del propio modelo personal, ayude a detener la atracción de
relaciones que no tengan futuro.
En este tipo de análisis numerológicos
se contemplan dos fases básicas de vibración:
ü La Interna. Cuyo análisis básico parte de la fecha
de nacimiento o momento de inicio, situación que se asocia con las
características propias del ser que son las que supuestamente le acompañan en
su tránsito como una ‘lección de vida’.
ü La Kármica. La cual surge del análisis básico del
nombre completo, cuya composición forma parte de la numerología esotérica y a
la que se le atribuyen las características correspondientes al destino, al alma
y a la personalidad. En caso de tener un nombre compuesto también deberá ser
contabilizado.
Los números simples o raíces son de
un solo dígito y representan la imagen que la persona presenta ante los ojos de
los demás, ya que son los números que marcan la individualidad y por ser base
de la personalidad, al pertenecer a la parte física o mundana y van del 1 al 9.
Los números compuestos o de dos dígitos,
revelan algunas influencias kármicas adicionales y pertenecen a la parte
espiritual de la vida y van del 10 en adelante.
Cinco números, o aspectos,
fundamentales, revelan la fuerza que se posee y también muestra los puntos
débiles. Dicen además cuál ha sido su proceder cósmico.
Para desarrollar el cálculo de
los números fundamentales, se toman los números por su valor nominal de un sólo
dígito, mientras que los números compuestos, a partir del 12, se suman entre
sí, para producir un sólo dígito, con excepción de los números dobles como el
11 o el 22 que se toman tal cual por su propio valor.
El dígito de
la lección o misión en la vida es considerado el número más importante para la
elaboración de una Carta Natal numérica, pues caracteriza el respectivo ciclo
personal de aprendizaje que va desde el mismo instante en que una persona nace,
visto como su primera respiración autónoma, hasta el momento en que abandona el
mundo físico.
El Destino por su parte describe la misión que el ser humano debería desarrollar a lo largo de su existencia. Por ende, cobija todas las experiencias que están relacionadas con aquellas facultades que debe aprender y perfeccionar.
La principal ventaja a obtener de ésta clase de conocimiento conlleva la comprensión del propósito personal de vida y por consiguiente, prepara la aceptación de la premisa que indica que solamente se deberían emprender actividades personales, laborales, profesionales, etc. que estén en consonancia con la guía primaria, porque ir en contra de lo establecido por parte del Sendero de Vida, tiende a retrasar y obstaculizar el desarrollo personal.
La posibilidad de caminar por una corriente contraria a la establecida por el Destino, se manifiesta según sea la personalidad de cada cual. Más en virtud de ello, resulta importante observar la afinidad o la falta de armonía que pueda existir entre los dígitos referidos tanto al destino como al alma y a la personalidad.
Cuando existe
afinidad entre ambos dígitos, la persona actúa en concordancia con los mandatos
de la vida, mientras que cuando sucede lo contrario, la persona quizás pase a
desperdiciar sus talentos y habilidades personales, a favor de causas que no
estén acordes con su debido proceso de aprendizaje.
Con el propósito de establecer
una adecuada relación, se ha diseñado la tabla de equivalencias de las letras con
los números para facilitar llegar a los números del destino, personalidad y alma
que resultan de la suma de todas las letras, vocales y consonantes implícitas
en el nombre de una manera simple.
Éste mecanismo se utiliza para
definir la vía del destino y la forma de relacionarse y moverse en la vida.
Tabla de equivalencia de letras y números
El ejercicio parte del nombre completo, incluido
el nombre compuesto, esto es, tal como se inscribió legalmente y a renglón
seguido se empareja con los respectivos números debajo.
Ejemplo: DENNIS + HERON
455591 + 85966 =
Todas: 29 + 34 = 11+ 7
= 9: Destino
Vocales: 5 + 11 = 5 +
2 = 7: Alma
Consonantes: 15 +
23 = 6 + 5 = 11: Personalidad
El poder del nombre personal como
portador de un mensaje es tan efectivo, cuanto lo es el uso adecuado de una
melodía musical o de un color específico. Los nombres, por tanto, más que
etiquetas de identificación, corresponden a energías vibratorias que en su
forma emanan impresiones, imágenes e influencias, asociadas a las
características energéticas de su equivalencia numérica.
NOTA: En la próxima entrega se darán
las características correspondientes a cada número, mientras tanto conviene resolver
el enigma y tenerlos a mano.
“El conocimiento
tan sólo se posee si se lo comparte; está protegido por la sabiduría y es
socializado por el amor”. Urantia.
Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A
LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor: Daniel García Vanegas
[1]
Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua
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